Nació el 24 de mayo de1929 y falleció el 18 de enero de 2000

Nació en París, de padres de origen polaco que emigraron a Francia tras la Primera Guerra Mundial y fue uno de cuatro hermanos. Su familia era de tradición hebrea aunque, como muchos judíos, no era ortodoxa en ningún sentido de práctica religiosa.

Gastón se enorgullecía de ser francés, llegando incluso más tarde a cambiar su apellido por el de Levant. También tuvo una excelente educación y se licenció en ingeniería eléctrica. Lamentablemente, la Segunda Guerra Mundial llevó a muchos sobrevivientes judíos a abandonar Europa y muchísima gente tuvo que renunciar a sus sueños. Al igual que incontables judíos, fue a parar a la industria textil, primero en Brasil, luego en Estados Unidos y finalmente en Canadá. Contaba que de niño recogía los paracaídas que dejaban los soldados durante la guerra, para que su padre confeccionara camisas y las vendiera o las cambiara por comida.

Así fue como llegó a ser un exitoso sastre francés de alta costura y se cambió el nombre porque le parecía más compatible con su imagen profesional. Fue uno de los pocos de su generación que obtuvo una licencia de radioaficionado y tenía su oficina repleta de aparatos electrónicos. Era un genio de las matemáticas y experto en ajedrez, pero luego empezó a tomar clases de piano y se comprometió a aprender hebreo. En 1969 obtuvo su licencia de piloto y voló con su joven familia desde Estados Unidos a Canadá en un Cessna de cuatro plazas para visitar a sus parientes que se habían dispersado y radicado allí después de la guerra.

Era un perfeccionista en todo lo que hacía e insistía mucho en cuanto al uso de la correcta gramática francesa. Además, como se aprecia en su manuscrito, su caligrafía era impresionante, un arte lamentablemente perdido en la era moderna.

No fue un gran creyente en Dios sino hasta que su hijo Jorge, que se convirtió en cristiano renacido, empezó a hablarle de Jesús. Poco después, en 1978, decidió emprender un nuevo desafío: el estudio de la afirmación de su hijo de que Jesús es el Mesías.

Siendo un hombre detallista y perfeccionista, comprobaba cada afirmación sobre Jesús con la Torá, los profetas, el Tanaj (Antiguo Testamento) y la historia judía. Después de convencerse él mismo, trabajó en su manuscrito titulado: “Un judío auténtico habla a los israelitas”. Levant concluyó su enorme proyecto el 27 de septiembre de 1981.

Al aproximarse su deceso en enero de 2000 y mientras yacía en cama dijo con una sonrisa: “No tengo miedo de morir. Tengo la paz de Dios en mi corazón porque Jesús ha perdonado mis pecados.”